Una semana desmontando el postureo
- retadosuv
- 2 dic 2018
- 5 Min. de lectura
El ocio ocupa gran parte de nuestras vidas, y con él las redes sociales, que nos sirven como herramienta para compartir a diario aquello que nos parece más interesante.
En Retados, esta semana nos propusimos enseñar en nuestro Instagram todas las actividades que íbamos realizando a lo largo de los días. Entendimos que anunciar esto como un reto podía sonar contradictorio, porque compartir lo que hacemos en las redes sociales no es algo inusual o que suponga un gran esfuerzo. Sin embargo, todo tiene su razón de ser.
Bajo la excusa de mostrar a nuestros seguidores actividades como asistir a clases de música o salir de fiesta se escondía un objetivo mucho más concreto: evidenciar la manipulación de las redes sociales. Y es que ninguna de las fotos que hemos ido subiendo a Instagram (retados.uv) a lo largo de esta semana se correspondía con lo que estábamos haciendo en realidad.
Lo cierto es que no vimos la serie Friends desde un ordenador de Apple, sino que estábamos utilizando uno de la universidad para realizar un reportaje. Tampoco asistimos a clases de música en Rock School Valencia, pues lo único que hicimos fue preguntar si podíamos hacernos varias fotos en las clases con algunos instrumentos.
No cenamos sushi de un restaurante japonés, sino que lo compramos del supermercado e hicimos una foto bonita para que pareciese que sí. Ni siquiera salimos de fiesta, ya que la foto que publicamos estaba hecha desde hace más de un mes. Nadie fue el sábado por la noche a ver el espectáculo de Mongolia sobre hielo en la Rambleta, ni tampoco ha sido hoy un domingo de desconexión en la Cueva de las Palomas.
Ferran Lalueza, profesor de Comunicación y experto en redes sociales de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), afirmó en una entrevista para La Vanguardia que, por un lado, "está lo que somos y lo que hacemos realmente" y, por otro, "está lo que mostramos en las redes sociales". Junto a esto citó el ejemplo de la foto que subimos del plato de comida del mejor restaurante de la ciudad al que solo vamos a ir una vez en nuestra vida.
Que las redes sociales son una fuente interminable de engaños y manipulaciones es un argumento que no dejamos de escuchar, pero lo cierto es que el uso que les damos a estas afecta mucho más a nuestro comportamiento de lo que podemos imaginar.
Una encuesta realizada a principios de 2017 por la Sociedad Real de Salud Pública (RSPH) pidió a 1.479 jóvenes británicos de entre 14 y 24 años que valoraran cómo distintas redes sociales impactaban en su salud y bienestar. El experimento evidenció que Instagram es una de las más negativas para la salud mental de los jóvenes, seguida de Snapchat, Facebook y Twitter.
Con este sondeo se concluyó que los cuatro aspectos en los que más incidían las distintas plataformas de interacción eran la falta de sueño, la imagen corporal, el ciberacoso o la sensación de "estar perdiéndose algo", haciendo referencia a eventos sociales. La directora de RSPH, Shirley Cramer, expresó en la BBC que plataformas "fuertemente enfocadas a la imagen" como Snapchat o Instagram podían estar provocando "sentimientos de insuficiencia y ansiedad" en la gente más joven.
En las redes sociales se tienden a enfatizar casi siempre los aspectos positivos de nuestra vida, incluso en muchas ocasiones adornándolos o haciéndolos parecer mejores de lo que realmente son. Algunos investigadores de la Universidad Purdue Fort Wayne de Estados Unidos publicaron en en la revista Computers in Human Behaviour que tan solo el 16% de usuarios de internet eran completamente honestos en sus redes sociales.
La búsqueda de aprobación es uno de los aspectos que más condiciona el contenido que subimos a nuestros perfiles sociales, ya que siempre hay una inclinación a publicar aquellas cosas que creemos que tienen más posibilidades de recibir "me gustas" de nuestros amigos y conocidos. Cuanto más feedback positivo se recibe de la gente, más se retroalimenta esa conducta de tergiversar, aunque sea ligeramente, aspectos de nuestra vida para agradar al mayor número de personas.
El psicólogo José Antonio Molina, experto en conductas adictivas y autor del libro SOS, tengo una adicción, lo expresa así: "La gente joven tiende mucho a mostrar su vida, y parece que si no la estás mostrando, no la tienes, lo cual es un gran error". También subraya que "otro gran error" es medir la popularidad en el número de contactos que se tiene, con la mayoría de los cuales no se tiene relación.
La envidia es otro elemento que se ha intensificado a causa de las redes sociales, especialmente en un momento en el que las autodenominadas influencers con miles (o millones) de seguidores obtienen beneficios por hacer publicidad de la ropa que visten, los sitios a los que van, las vacaciones a las que les invitan o los eventos a los que asisten.
Un estudio de dos universidades alemanas, recogido por Reuters, concluye que observar estas "fantásticas" vidas en los perfiles de otros puede provocar envidia, frustración, sensación de soledad y enfado, al comparar lo que vemos con nuestra propia realidad. Por eso es muy importante tener en cuenta que a veces lo que nos muestran estas y es es solo una ilusión.
Amalia Ulman, conocida influencer, probó hace unos años lo mismo que hemos intentados desde Retados. Falsear toda una vida a conciencia para observar las reacciones de la gente. Ulman subió fotos todos los días de su día a día en Nueva York desde hoteles o restaurantes de lujo, practicando deporte... Con estas consiguió miles de seguidores que estaban pendientes de su exitosa vida.
Cuando la influencer publicó que todo se trataba de un montaje, no solo demostró lo fácil que es engañar en las redes sociales, sino también lo poco que nos interesan las vidas "normales", puesto que Ulman perdió una gran cantidad de seguidores y muchos de ellos se decepcionaron con ella.
Otra influencer que cayó en las redes del engaño, esta vez sin planearlo, fue Essena O’Neill, una modelo que con 16 años alcanzó la fama en Internet. Ella misma confesó que la presión de tener todos los días una vida perfecta le llevó a buscar lugares donde hacer fotos o colarse en locales de lujo para sus publicaciones de Instagram. Después de sufir grandes problemas de autoestima, la modelo realiza campañas de concienciación para evitar que otras chicas y chicos cometan el mismo error que ella.
Desde Retados os invitamos a reflexionar sobre el valor que le damos a todo aquello que vemos publicado en las redes sociales y, sobre todo, a no tratar de aparentar algo que no somos esperando la aprobación de los demás. Para ello, os queremos dejar este vídeo en el que se muestra todo lo que hemos querido plasmar en este artículo:
Las imágenes de nuestra semana:

Fuentes:
La info falsa llega más rápido y a más gente: https://elpais.com/elpais/2018/03/08/ciencia/1520470465_910496.html
Efectos de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes (el apartado de comparaciones):
El 84% de las personas miente en Internet:
Todo el mundo miente en las redes sociales:
¿Por qué todo el mundo trata de parecer tan feliz?:
Instagram: del postureo a la estafa:
https://www.lavanguardia.com/vida/20170917/431347893527/instagram-postureo-estafa-fraude-fotos-falsas-manipulacion-redes-sociales.html
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