Martes con mi viejo profesor

Por Candela García

Maestro hasta el fin. Esto es lo que Morrie, la razón de ser de este libro, quería que pusiera en su lápida. Y no podía estar más acertado...

Mitch Albom (1958) es un periodista, escritor, dramaturgo, guionista y autor de hasta siete libros En Martes con mi viejo profesor, trasmite las conversaciones que mantuvo con el que había sido el maestro que más le marcó durante su etapa en la universidad, Morrie Shwartz, al que le habían diagnosticado ELA y con el que se reunía cada martes.

Morrie es uno de esos maestros que no deja nunca indiferente a sus alumnos. Porque les pone a prueba, les reta, les hace reaccionar y reflexionar sobre todo aquello que les rodea. Porque no se limita a impartir una asignatura, sino que trata de que cada uno de ellos sepa enfrentarse a la vida. Tiene pasión por lo que hace y sabe cómo transmitirla.

Si esperáis encontrar en estas páginas un relato triste y oscuro sobre cómo una enfermedad como la ELA te consume y te deja sin fuerza, siento decepcionaros. Morrie es una persona especial, que se enfrenta a las cosas siempre con positividad y nos enseña con una naturalidad admirable cómo es acercarse a la muerte. "Aprende a morir y aprenderás a vivir", dice Morrie, porque solo así somo capaces de "centrarnos en lo esencial".

Morrie y Mitch Albom. Fuente: Heather Pillar (1995).

Efectivamente, esto es lo que hace el maestro durante sus últimos meses de vida, y así se lo hace saber a Albom. Hablan de la importancia de amar, de exprimir todas las experiencias vitales y los sentimientos al cien por cien, de lo necesarias que son las relaciones personales, de lo obsesionados que estamos con el dinero y las cosas materiales, de la cultura que tenemos integrada dentro de nosotros y que nos cuesta desprendernos de ella. Y del perdón, a los demás y a uno mismo.

Por todo esto, después de haber leído el libro, yo también me considero alumna de Morrie Shwartz. Porque me ha enseñado que tengo que aprender a ver las cosas de otra manera, a superar mi barrera emocional y a intentar hacer con mi vida lo que me dé la gana. Sin presiones, sin miedos, sin vergüenzas.

Así que, si estáis dispuestos a cuestionaros a vosotros mismos y a escuchar a este viejo profesor y tomar de todo lo que dice aquello que os cambie para mejor, este es vuestro libro.

Morrie bailando como siempre le encantaba. Fuente: Detroit Free Press y la familia Shwartz.

"Mientras podamos amarnos y recordar el sentimiento de amor que hemos tenido, podemos morirnos sin marcharnos del todo nunca. Sigues viviendo en los corazones que has conmovido y que has nutrido mientras estabas aquí". Morrie Shwartz.