En la oscuridad
- retadosuv
- 18 nov 2018
- 2 Min. de lectura
Por Isabel Esteban
Antonio Pamplieaga es un periodista que trabaja como freelance en países en conflicto desde 2008. Quiere informar de primera mano sobre la vida y el sufrimiento de las personas que viven en zonas en guerra.
En este libro narra los 10 meses que estuvo secuestrado por Al Qaeda en Siria, más concretamente 299 días alejado de su familia y privado de su libertad.

En 2015 realizó su duodécimo viaje a Siria, con la intención de informar sobre los horrores de una de las peores guerras del s.XXI. Sin embargo, esta vez fue diferente a todas las anteriores.
Partió junto a dos compañeros de profesión y se reunió en Siria con su salvoconducto, quien les facilitó el acceso y los contactos. Una mañana salieron para empezar su trabajo: realizar entrevistas, recabar información y grabar la masacre que sucumbía la ciudad de Alepo. Pero esa noche no regresaron. Fueron vendidos por sus escoltas y secuestrados por un grupo armado.
Comenzaron así los 299 días de cautiverio, en los que Antonio y sus compañeros convivieron con sus secuestradores; temieron por sus vidas e incluso rezaron a Dios en busca de consuelo.
Sin embargo, la verdadera oscuridad llegó junto con la soledad. El destino quiso que Antonio fuera separado de sus compañeros, torturado, vejado y llevado hasta el extremo. Sus secuestradores creían que era un espía del gobierno español y no un periodista.
Este libro te invita a la reflexión. A plantearte porque esta guerra es silenciada por el resto del mundo. Occidente mira hacia otro lado y, sin embargo, no debería olvidar que ha sido y es quien la mantiene.
Te invita a pensar en cómo una sociedad fue privada de su libertad, sus estudios y su futuro. La causa: una guerra en la que la barbarie ha hecho que el pueblo se sumerja en un extremismo religioso intolerante.
La revolución en Siria comenzó siendo del pueblo, poco a poco el intervencionismo de Europa lo ha convertido en la lucha de grupos radicales ultra religiosos que utilizan a los civiles como escudos.
Invita, por otro lado, a la reflexión sobre el trabajo del periodista como freelance. Estos arriesgan su vida para dar voz a aquellos que mueren; pierden a sus familiares y se enfrentan al mal. Mientras occidente mira a otro lado y vende armas, envía sus tropas o bombardea a civiles. Estos periodistas viajan sabiendo que puede ser su final. Pueden ser secuestrados o incluso morir lejos de su hogar y sus familias. No tienen ni si quiera un sueldo o un reconocimiento. Pagan los viajes de su bolsillo y venden sus reportajes por escasos 60 euros o 100 en la mejor de las ocasiones.
Finalmente, te enseña que, en los momentos de oscuridad, sufrimiento y soledad; a pesar de la distancia que os separe, la familia siempre será esa luz que te mantiene con vida entre las lágrimas, los golpes, el frío, el hambre o incluso los episodios de locura. Porque, la esperanza, a pesar de ser difícil de mantener, nunca se pierde del todo.
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