Emili Piera: "Los signos de rebeldía en el periodismo se están multiplicando"
- retadosuv
- 16 dic 2018
- 4 Min. de lectura
Emili Piera es un periodista polifacético con una larga trayectoria en medios de comunicación. No solo ha sido redactor de periódicos como Avui, El País, La Vanguardia y Levante, sino que también ha trabajado la radio y televisión públicas nacionales.
Su reciente jubilación no le ha impedido continuar haciendo lo que más le apasiona: escribir. A punto de publicar su nuevo libro, Piera nos cuenta sus impresiones acerca del periodismo que se hace hoy en día, y explica las claves de su evolución más allá de la introducción de los medios digitales.

PREGUNTA: ¿Cuáles cree que son las obligaciones del periodismo?
RESPUESTA: Decían los clásicos que el periodismo informa, distrae y forma. No está mal el resumen, pero creo que nivela demasiado las tres tareas. Informar, interpretar, crear sentido es mucho más importante que las otras dos. Y dentro de informar, atender la sed de novedades.
No se suele confesar abiertamente, pero una tarea primordial del periodismo es intervenir y decantar en un sentido u otro el juego político. Política y periodismo son vidas paralelas que, de repente se cruzan, aunque hables de moda y peluquería.
P: ¿Cree que lo que más enseña a un periodista es la formación teórica o la experiencia? ¿Podría ser prescindible la carrera de periodismo?
R: El periodismo es un oficio y, por tanto, el dominio pleno de tus herramientas se obtiene con la práctica. Entendiendo como práctica no sólo trabajar, realmente, como periodista, sino en cualquiera de sus simulacros o supuestos siempre que se haga con empeño por aprender y con autoexigencia. Ya aparecerá la oportunidad real y si no aparece, a otra cosa.
Ahora bien, creo que en cualquier caso el periodista debe tener, como mínimo, el nivel de formación correspondiente a una licenciatura (aunque no sea en periodismo). Además y por su cuenta debe leer clásicos de la lengua o lenguas en las que desea escribir. Libros de política y economía, de historia, de estrategia y geopolítica y cosas así. Y, al menos, dos periódicos al día. Y tener en cuenta que viajar enseña y que hay que mantener, en todo trance, la curiosidad, el respeto y la duda constructiva.
P: Ha trabajado como periodista y guionista, además de haber escrito diversos libros. ¿De todos estos ámbitos, con cuál se queda?
R: Lo más bonito del periodismo es tener la posibilidad de tratar con calma asuntos de la más candente actualidad. Entonces brilla el trabajo y quien lo hace pero, no nos engañemos, esta posibilidad se da muy pocas veces en la vida de un periodista corriente. Yo he tenido suerte en ese sentido.
P: ¿Qué es lo que más destaca de su trayectoria profesional?
R: Aceptar cualquier trabajo que no fuera indigno, hacer amigos y cultivar la curiosidad fuera del ámbito del periodismo y tratar, con cierto éxito, de no darme por vencido nunca. Y hacer a menudo lo que me ha dado la gana.
P: Va a publicar el libro Oficio de lance, en el que, a través de la experiencia personal, relata la adaptación del periodismo durante la transición democrática ¿Aparte de la digitalización, qué cambios importantes ha percibido en las últimas décadas en la forma de hacer periodismo?
R: Oficio de lance habla de más de cuarenta años de profesión en España y llega hasta el momento actual. Es relato y es reflexión. La digitalización había empezado cuando los medios ganaban muchísimo dinero, mucho antes de la última crisis económica y de contenidos, lo que demuestra que es menos determinante de lo que se suele decir. En realidad ninguna tecnología es decisiva ni en periodismo ni en nada, pero ya sé que os explican otra cosa. El cambio más radical fue la inconsistencia buscada de un buen número de cabeceras, su servilismo y cortesanía, su complicidad con políticos indecentes y guerras ilegales, la deriva conservadora de una parte considerable de la profesión y, a partir de la caída del muro de Berlín, el olvido de los deberes de la empresa para con la sociedad y sus trabajadores (responsabilidad corporativa). Ese, me parece, es el cambio más radical y no tiene nada que ver con apps, nubes, memorias, smartphones y otros juguetes.
P: ¿Qué opina de la situación actual de la profesión?
R: La profesión está en su peor momento retributivo pero, a cambio, los signos de rebeldía en el periodismo se están multiplicando y aun irán a más. La reacción de los profesionales ante la decisión del juez Miquel Florit de secuestrar el móvil y el ordenador personal de un redactor de Diario de Mallorca es una muestra, pero hay muchas más.
Aunque en radio y televisión hay periodistas que se han hecho ricos, el periodismo no requiere tanto para existir: le basta con medios de vida y profesionalidad. Un periodismo no profesional puede que sea un interesante movimiento cívico, una forma de activismo político y cosas parecidas, pero no será periodismo del todo pues el periodismo requiere profesionalizarse ¿Cómo se podía atender, de otro modo, el océano de papeles que mueve el periodismo cada día y un día tras otro?
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